Reflexiones misticas del alma
Entregarse a la naturaleza plena y luminosa, mi corazón
brota, bombea como si se fuera a salir de mi cuerpo. Extraño tanto las
montañas, las cascadas, mares, aguas, etc, es tanto el deseo... pero una vez;
hace algún tiempo, una luz brillante y penetrante, prácticamente impensada,
asomo en mis sueños dándome la posibilidad de cruzar los cielos, tomándome de
las manos, haciéndome volar y caer sobre el fresco maíz
en la suavidad matinal y volver a subir hasta muy cerca de los cuerpos
celestiales, a la vuelta de las estrellas. Fantásticos destellos se situaban a
mi lado, parpadeantes y más allá de los mismos, una pradera llena de animales y
roedores felices parecían esperarme. Duendes de todos los lugares estaban allí,
esperándome para bailar y hacer una danza, y yo, tocando con mis manos la
suavidad de la tierra, balanceándome de un lado a otro, pareciendo tener alas,
pero un buen día, desperté y estuve triste, no parecía existir mas eso, sin
embargo, la naturaleza me dio una gran lección. Ese mismo día pedí que las
flores de mi cuarto crecieran con la lluvia de una pequeña tormenta y así,
saliera el arcoíris, el gran portal del otro mundo pudiendo ver a la buena
gente. Nada había pasado, porque la naturaleza es sabia, y yo lo había
olvidado, cuando al cabo de un buen rato una hermosa lluviecita calentita con relámpagos
de colores, se apareció en mi pueblo. Mis flores del ventanal crecieron
hermosas y frescas, con clarísimos colores; jamás volví a desconfiar del mundo
al que viajo cada vez que puedo y ese hermoso y llamativo camino es llamado
Magia y Fantasía, un camino del que nunca debemos desconfiar y del que nunca deberíamos
huir. NV
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