¡AMAME!
¡Amame!; amame hasta que no quede un solo petalo de mi cerezo hermanado y el solsticio cambie, para dormir en las hojas de verde resonante y sanador. Amame, para tocar el cielo y no para vivir un mundo enjaulado. Amame hasta que la luz del sol asome completamente y la suavidad del rocio mañanesco toque y refresque nuestras alas. Descansemos tranquilos a la via de los estanques de aguas verdes espejadas y nuestros corazones convertidos en fuego. Si me vuelves a besar esta vez que sea en un rio de aguas azules asi volamos en medio de la tierra. N.V